Muchas de las personas que nos consultan temen tomar psicofármacos para los vuelos.
Fantasías comunes están relacionadas con el acostumbramiento, el no tener el control de sus cuerpos, la resaca que producen luego del vuelo, el temor de que no hagan efecto, por citar algunas. Queremos aclarar que si bien nuestra filosofía es “ni drogas ni alcohol” somos claros al transmitir que la medicación bien administrada es una herramienta más para afrontar los viajes.
Dado que la pertinencia y dosificación de psicofármacos dependen de cada persona, edad, nivel de ansiedad, creencias y temores al respecto de la medicación, preexistencia de alguna enfermedad y de múltiples factores, es necesaria la interconsulta con un psiquiatra. Nuestra propuesta, además de la medicación cuando fuera necesaria, está apoyada también en medicinas alternativas y/o la autoasistencia en vuelo, cuyo entrenamiento proveen nuestros cursos.
Cuando es necesario, decidimos como equipo hacer una interconsulta con un psiquiatra. En otros casos, se puede probar con alguna medicina alternativa o simplemente utilizar herramientas de autoasistencia en vuelo (ya practicada en nuestros cursos).
Como profesionales de la salud, decididamente estamos en contra de la automedicación por los riesgos que ello conlleva.
Entre ellos, una sub-dosis que no resulta no es la adecuada a la persona. En otras ocasiones, la medicación puede producir efecto paradojal (o sea el efecto opuesto al que se espera de dicho medicamento), debido a que la persona está con un nivel de estrés tan intenso que ésta no es efectiva. Puede ocurrir que la desconfianza lleve a que el buen resultado tampoco ocurra.
En nuestros cursos, dedicamos especial atención en la evaluación de la necesidad de recurrir a la medicación y un especialista se ocupa de evaluar al paciente. En el caso de niños, adolescentes o bien pacientes naturistas, se contempla la posibilidad de Flores (Bach/Californianas) o cualquier otra terapia alternativa.
Para la administración del medicamento, es muy importante tener en cuenta el tiempo de duración de los vuelos, las esperas en los aeropuertos, las conexiones y muchas otras variables.
EL CONCEPTO: Cuando se viaja en avión, lo ideal es tener autodominio corporal. Los miorrelajantes, por ejemplo, producen una disminución en el tono muscular que puede impedir la motricidad requerida en una imprevista evacuación. Si bien es raro que esto ocurra, es necesario e imprescindible poder reaccionar en la forma esperada.