Cuando una persona que tiene miedo o aprensión a volar llega al aeropuerto, lo hace con una multitud de pensamientos; por lo general no son pensamientos amables.
La mayoría están relacionados con cuánto se va a sufrir, si se va a mover mucho, si el clima es el propicio, si el avión será seguro, si el piloto es una persona idónea, y muchos más. También acuden recuerdos de viajes pasados y de comentarios de amigos o familiares de otros viajes.
Al llegar a la pista aparece un avión pequeño, con unos motores que parecen muy muy antiguos y una puerta que se abre raro, distinto, hacia afuera del avión y la escalerita forma parte de puerta. Qué extraño!
En secreto aparece el pensamiento: “Yo en eso no me subo”. Pero ya está uno en la fila para embarcar y mientras la mente dice que no, uno va camino a subirse en esa “cosa”.
No es para tanto! Pero cómo se sufre! Lo sé.
Ésta es la foto de un avión de Iberia que hace vuelos domésticos o de cabotaje. En este caso, Madrid – Valencia. Es una avión con 70 plazas distribuidas en dos filas de dos. Es un turbohélice que si bien es antiguo, tal como se lo ve, está equipado con todas las requerimientos para una operación segura. Pequeño porque recorre distancias cortas y por lo general va completo, porque si se operara con un avión más grande, iría con baja ocupación.
Pertenece a Air Nostrum, que opera para Iberia. Tiene el respaldo de una importante línea de bandera que confía a sus pasajeros a ese pequeño avión.
La diferencia con un avión más grande es que no posee turbinas y es más pequeño. Para el piloto, es un avión y está entrenado para este tipo de aviones. Para la línea aérea, le permite hacer un vuelo seguro y más económico en toda la operación.
Cómo fue mi vuelo en este avión? Impecable.