ALAS Y RAÍCES cambió mi vida. No sé por dónde empezar ya que fue muy loco lo que me pasó.
Me anoté en el curso por recomendación, tenía aerofobia pero nunca había volado. Sentí que ya ir al curso era un paso importante, lo quería superar. El curso fue fantástico, salí y ya quería ir al lado del piloto, el aprendizaje sobre lo desconocido te cambia totalmente el pensamiento.
Luego del curso quise hacer el vuelo asistido para sentirme mejor… y acá empieza mi historia.
Llegué a Aeroparque y lo primero que hice fue hacerme el pasaporte, les juro que ni yo lo podía creer, la tranquilidad y la paz interior que tenía era sorprendente, hago el trámite y una charla muy amorosa con la mujer que me atendió. Salí feliz con el trámite hecho y directo a una cafetería a esperar a mis compañeros de vuelo (Axel, Marina, Mara, Paula y Lili, profesional con todas las letras, un sol) mientras miraba aviones que llegaban, salían, gente que iba de acá para allá, niños/as, bebes, padres, abuelos/las, etc todo un sin fin de situaciones que seguían con mi pensamiento “viste que es lo mejor, no hay de que preocuparse”.
Empezaron a llegar mis compañeros junto con Lili e Inés (una genia, vino al aeropuerto a hacernos el aguante), hablamos unos segundos en el hall y luego fuimos a un bar para charlar un rato previo a embarcar, café de por medio, ya faltaba poco.
Nos paramos en la puerta de embarque y empezamos a caminar por la manga hasta el avión, yo tranquilo como si estaba llegando a mi casa, entré y me ubiqué en mi asiento.
Empezó a carretear y despegó, tranquilo como si nada, charlando con mi compañero, llegamos arriba (crucero), igual sensación. Empezó el descenso igual de tranquilo, aterrizaje ídem. Me bajé y nos abrazamos de felicidad de haberlo logrado! Caminé hasta el final del pasillo y allí esperándome mi novia y mi suegra llenas de alegría y yo un tanto emocionado.
Qué decir, qué agregar, a quién agradecer? Sin dudas INES, LILI y CRISTIAN, tres personas maravillosas en todo sentido que me ayudaron desde el primer momento cuando entré al curso. Unas personas tan divinas y tan profesionales, ayudando todo el tiempo, no solo en el curso, sino una vez finalizado. Estoy maravillado con ALAS Y RAÍCES, satisfecho y muy feliz de haber podido hacer ese curso. Me debo también a mis compañeros del curso y del vuelvo asistido, personas que conoces tan poco tiempo y te ayudan o te aconsejan como si fueran amigos de toda la vida, muchas gracias. No puedo olvidarme de mi Tía querida, que me dijo “te acompaño al curso y lo hacemos juntos”.
Ese fue un resumen sobre mi historia, les aseguro que no se van a arrepentir de hacerlo, enfrenten el miedo.