Es sabido que volar en avión no es lo más peligroso que vas a hacer en la vida. Las estadísticas lo dicen. Las que realizan las líneas aéreas, las fábricas, los entes reguladores de los medios de transporte mundiales y los de nuestro país también lo enfatizan. El problema es que todas estas afirmaciones no te bastan para afrontar tranquilamente un viaje en avión.
El gran problema es tratar de buscar certezas, tratar de controlar lo que ocurre, buscar incansablemente que alguien te asegure no vas a correr peligro. Esto lleva una ilusión implícita que es la de creer que tal certeza se puede tener, que es posible controlar lo que ocurre y lo cierto es que aunque te aseguren que no hay peligro, no lo vas a creer.
Sólo es posible vivir esas certezas habitando el momento presente. El momento presente es el único donde deberías buscar certezas, porque es el único que cuenta. Los recuerdos del pasado y los ojos puestos en el futuro no permiten vivir la experiencia de cada vuelo. Si te quedas aferrado al viaje ya realizado (pasado) donde las situaciones vividas (turbulencia, movimientos, ruidos) te hicieron pasar malos momentos o bien si estas vaticinando un mal viaje recordando (pasado) y proyectando hacia el futuro un “posible” mal vuelo, pendulás hacia adelante y hacia atrás todo el tiempo y no estás en el presente.
Es muy humano creer que la felicidad, el bienestar o la seguridad sólo se encuentran en el futuro y es esto lo que más te hace sufrir. Vivir así es penoso porque no llega nunca el futuro. Llega y se termina, llega y se termina y es así…las cosas cambian.
Sentado en el avión que va sereno pero esperando a que llegue el próximo momento en que “realmente se vaya a mover” y pasa ese momento y no se mueve, pero en el próximo momento “realmente se va a mover” y pasar así todo el vuelo sólo consigue que te fatigues y el problema es que no logras habitar, vivir el momento en que no se movió el avión esperando el movimiento, el ruido o la catástrofe temida.
El temor o el miedo que no es útil siempre es a futuro. Es por eso que si aparecen pensamientos oscuros respecto al día del vuelo y a cómo va a resultar la experiencia de volar sufrís tanto. Falta mucho para el día del viaje pero ya se sufre a cuenta.
¿Cómo aprender a vivir el momento presente?
Mindfulness nos acerca una manera de enfrentarnos a nuestros miedos aprendiendo a estar con uno mismo. Conociéndose y aceptando que hay cosas en la vida que seguramente vayamos a transitar con miedo, no por peligrosas, sino porque las pensamos como peligrosas. “No son los hechos sino lo que pensamos sobre los hechos lo que nos perturba”. Epícteto
Detrás de la felicidad se esconde muchas veces el miedo de perderla, pero no por ello dejamos de sentirnos felices. Sabemos que en algún momento se acabará, pero estamos felices. Estamos en el presente. Pero ese presente pasa, termina, como todo.
Cuando estamos con miedo, es tan incómodo y desagradable que sólo queremos que termine y nos peleamos para que eso ocurra pero muchas veces la realidad no es peligrosa e igual nos asusta, aunque no sea peligrosa, es loco. Y esas situaciones o cosas que nos asustan, también terminaran, pasan como lo lindo o agradable. Hay que aprender a sostener lo que no nos gusta, lo que incomoda
Cómo puede ayudar la práctica de la atención plena? Entrena la capacidad de direccionar la atención hacia uno mismo, aprendiendo a que sólo es posible estar con uno mismo. Respirando y habitando el momento presente. Esta capacidad puede darnos el valor para afrontar éste y otros miedos.
“Si te ejercitas en la práctica de la atención plena o de la plena conciencia hasta que se convierta en un hábito, ya sabrás, cuando aparezcan las dificultades, lo que tienes que hacer”; Thich Nhat Hanh, Miedo Vivir en el presente para superar nuestros temores.
Alas y Raíces brinda suficiente información para despejar las dudas lógicas acerca del avión, de las tripulaciones, de la meteorología y de todo lo que rodea a la operación aeronáutica y recursos de Mindfulness y de la Terapia Cognitiva para potenciar recursos de autoasistencia.