Esta semana entrevistando un interesado en el curso, me encontré con esta pregunta. ¿De qué me querés convencer?
Me invitó a preguntarme si quería convencerlo de algo. Y me pregunté varias veces si quiero ”convencerlo”. Claramente, no es esa mi intención.
Me apasionan los aviones y me maravilla la posibilidad de hacer tantos kilómetros en tan pocas horas. Doce o catorce horas pueden ser muchas pero cuántos kilómetros se recorren y por cuántos países se pasa cuando el destino es Europa A mí me maravilla, me sorprende y deslumbra pero no a quienes por una u otra razón los llena de miedo e incertidumbre. ¿Cómo contagiarlos?
J. me comentaba su gran preocupación acerca de que si un avión se cae todos se mueren y reactivamente le conteste, no es cierto y ahí no más tome conciencia que mi respuesta tenía que ser contundente no desde los números y estadísticas si no desde el corazón. Bah, en realidad desde ambos lugares.
Le transmití lo racional. En 2017 no hubo accidentes de aviones aerocomerciales jets. Cada vez hay más sobrevida en los accidentes, etc etc. Razones lógicas pero esas no entran en la conciencia si el corazón no les hace un espacio y se abre.
Terminamos hablando de cuánto le cuesta ceder el control, muy humano; lo desagradable que es estar sentado tantas horas en un espacio tan pequeño, muy lógico; el malestar que provocan las turbulencias (grandes o pequeñas), algo muy normal. Se puede aprender a lidiar con esas incomodidades y miedos.
¿¿De qué se trata el miedo a volar?? Eso me preguntó. ¿¿Vos no tenés ningún miedo??? Por qué hablas como si nada pudiera pasarle a un avión, me dijo.
Sus preguntas me llevaron a decirle que sí tengo miedos, a otras cosas, que el avión es para mí tan confiable como otro medio de transporte o más, Si puedo no elijo micro y ahí se me vino nuevamente Rick Janson, a quien ya he citado . Él dice que tenemos como “velcro” para reconocer lo negativo y “teflón” para reconocer lo positivo. El tema es que cada uno tiene su propio sesgo y se le pegan más algunos recuerdos o situaciones y es muy fácil recordar las tragedias.
Tengo claro que no quiero convencer a nadie pero amo tanto viajar y lo que un viaje trae como experiencias que necesito compartirlo. Comidas, cultura, estilos de vida, paisajes, museos, lo que a cada uno le guste más . Confío tanto en el avión y a todo lo que involucra a la industria que es desde ahí donde aparece mi pasión por transmitir un solo mensaje.
“ANÍMATE A VOLAR PORQUE NO ES ESO LO MÁS PELIGROSO QUE VAS A HACER EN TU VIDA”.
Liliana Aróstegui