Según las estadísticas, 1 de cada 5 personas tiene miedo a volar. Y la aerofobia ha crecido mucho desde los atentados del 11 de septiembre del 2001 y con el fantasma permanente de la amenaza terrorista. En ese marco, se multiplicó la oferta de tratamientos para perder el miedo. Proponen técnicas sencillas y altamente exitosas: más del 90% logra subirse a un avión. Escribe una especialista.
Es un temor más común de lo que pensamos. Son muchas las personas que no sólo no disfrutan un vuelo sino que, directamente, no suben a un avión.
El origen
¿A qué se atribuye el miedo a volar? Como otras cosas que ocurren en la vida, no hay una sola razón por la que se desencadena el miedo a volar.
Muchas veces puede ser a raíz de haber tenido una experiencia no grata en un avión (mucho movimiento, una larga espera, ruidos extraños y desconocidos, etc.) y, por desconocida o sorpresiva, haber sido vivida como de extremo peligro.
Es frecuente la consulta de personas que, por ser muy influenciables, se dejan llevar por los comentarios de otras personas. Si algún conocido afirma que su avión cayó mil metros, no dudan en tomar esa afirmación como valedera y alimenta la creencia errónea de que inexorablemente ocurren situaciones de ese tipo en todos los vuelos.
Es llamativo ver que hay personas que jamás han volado y que pueden hablar del avión, de sus movimientos y hasta de sus olores simplemente por los relatos de terceros o por lo visto en películas o series.
En síntesis, muchas veces los miedos se acrecientan por el desconocimiento.
La aviación y todo lo que ella involucra genera una “atracción fatal”. Por un lado atrae y deslumbra y, por otro, se desconoce y se teme.
¿Tiene que ver con la personalidad?
Mucho tiene que ver el tipo de personalidad. Los ansiosos tienden a ver catastróficamente las cosas y a anticipar desgracias, predecir catástrofes y magnificar los peligros.
Los supersticiosos toman cualquier hecho como señal de maldición o castigo divino, seguros de que la muerte o el dolor los alcanzará en un avión.
Las familias aprensivas y miedosas, para las que todo es inseguro, creen que no se puede confiar en nadie: se convencen de que los demás son negligentes.
Situaciones de crisis de vida como enfermedades, nacimientos, cambios laborales, mudanzas, separaciones son propicias para incrementar la vulnerabilidad. Tanto situaciones positivas como negativas pueden poner en jaque la capacidad de procesar experiencias.
Las personas depresivas tienden a ver el vaso medio vacío y, por lo tanto, suelen centrarse en detalles de un vuelo que confirmen la peligrosidad.
Podríamos continuar ejemplificando, pero creo que basta con estos ejemplos para comprender que el miedo al avión o a volar no es privativo de una sola modalidad de personalidad.
¿Es común el miedo a volar?
Las estadísticas mundiales afirman que una de cada 5 personas de las que vuelan puede llegar a desencadenar aerofobia. Son personas que llegan a evitar volar, aún a riesgo de no aplicar para promociones laborales o hasta perder el trabajo, e incluso padecen la marginación de amigos o conflictos interpersonales con la familia a causa del miedo a volar.
¿Qué se puede hacer?
Las fobias se pueden tratar y para tener buenos resultados no se requiere de largos tratamientos. La terapia cognitivo conductual puede dar una rápida y efectiva respuesta a este trastorno
¿En qué consiste el tratamiento? El abordaje grupal da muy buenos resultados. El Curso para Superar el Miedo a Volar tiene una duración de 12 horas (en dos días de 6 hs. cada uno). Trabajamos en forma conjunta con un piloto, brindando información acerca del avión y, desde la psicología, abordamos el tema de los miedos, el origen y maneras de afrontarlos con recursos de distinto tipo.
Un vuelo asistido posterior al curso es el broche que permite dar el puntapié inicial para lograr cambiar la mala relación establecida con el avión como medio de transporte. El siglo XXI y la globalización nos hacen afirmar que quedarse abajo del avión puede llegar a implicar la pérdida de posibilidades y/o el maravilloso hecho de compartir vivencias.
Si bien hoy el viaje asistido no es obligatorio, la experiencia indica que es importante. Muchas personas que tienen planeado un vuelo próximo al curso toman ese vuelo como el primero de una nueva era en sus vidas.