Llamado telefónico de Hernán, domingo 14/1/17: “Una mala y una buena”. Ése fue el mensaje encontrado en mi celular ayer por la tarde. Ahí nomás fui a buscar la noticia. Sabía que se refería a un accidente de aviación.
La mala, un Boeing 737-800d de la empresa Pegasus se despistó al aterrizar en Trebisonda, Turquía, procedente de Ancara. Las imágenes de avión como si estuviera en equilibrio con el mar acechando en el fondo del acantilado son muy amenazadoras. La buena, los 162 pasajeros y los 6 tripulantes fueron evacuados y no hubo que lamentar víctimas.
¿Cómo leer esta noticia?
Es obvio que nunca quisiéramos tener que dar una noticia de accidentes de avión, pero los hay, como en todas las cosas de la vida. Cuando damos los cursos siempre aparece esa frase: “pero los aviones se caen”. Los aviones no se caen porque sí. Puede haber desperfectos, malas decisiones de las empresas y de los tripulantes, condiciones climáticas adversas, mala ubicación de los aeropuertos, como en este caso y tantas situaciones más que deben combinarse para que un accidente se origine. Es muy temprano para saber qué pasó.
¿Sólo la ubicación del aeropuerto es causa suficiente para el accidente? No. Trebisonda fue inaugurado en 1955, hace 63 años. La información que tengo expresa que es el primer accidente en ese aeropuerto. Aun así es claro que hubiera sido mucho más seguro si hubiera estado emplazado en un descampado.
¿Dónde poner el ojo al ver esta imagen del avión?
• Todo el pasaje está a salvo.
• Claramente los aviones pueden evacuarse en tiempo y forma si se siguen las instrucciones de la tripulación. Hay que estar atento a lo que dicen.
• 2017 ha sido el año más seguro para la aviación aerocomercial desde 1946. 36.8 Millones de vuelos y sólo 10 accidentes. O sea 1 accidente cada 7.36 millones de vuelos y 144 muertes. Números contundentes.
• A pesar del incremento de aviones en las últimas décadas, el trabajo en el entrenamiento en las aerolíneas para minimizar errores va dando sus frutos.
• Vivir es peligroso pero es bastante difícil que un accidente en avión nos toque. ¿Puede ser? Sí, como en cualquier otra situación de la vida.
• “Si me hubiera pasado a mí me hubiera muerto”. Podemos empatizar con “el pánico en el avión”, sí. Seguro que se vivió un miedo muy intenso, pero también nos muestra que a pesar de ese miedo, el pasaje logró actuar muy bien. En momentos de riesgo, aparece el instinto de supervivencia.