Analía

Volví! (Y viva! Ja!)

Siii, ya volví de mi viaje familiar, y todo salió de maravillas, por suerte y gracias a Dios.

Antes que nada, pido disculpas por escribir recién ahora, a mi regreso, pero quería hacerlo después que todo pasara, y hacerlo tranquila. Quiero agradecer especialmente la buena onda y buenos deseos de todos.

Me alegro y quiero felicitar a Nacho por haberse animado a volar nuevamente. Qué bueno! A mi me pasaba lo mismo que a vos, cuando los nervios asomaban, respiraba, y eso me ayudó mucho. Y es verdad, de ese modo parece que todo pasa más rápido. Asi que, buenísima la técnica de la respiración, se las recomiendo a todos.

Y retomando el compartir mi experiencia de vuelo, les cuento que el nerviosismo y la ansiedad previa al viaje, no la pude evitar de ningún modo, mi cabeza estaba por cualquier parte.

El día del vuelo tuve dos tramos, Bs.As.- Madrid (12 hs. Aprox), y el tramo Madrid-Venecia (2 hs.). Ya en camino a Ezeiza, además de tomar un Alplax (por las dudas, vieron?. Aclaración: Liliana, no tomé el Dormicum, como bien me aconsejaste, pero debo reconocer que no me animé a dejar de tomar una pastillita por las dudas la cosa se complicaba, me tomaba otra y quedaba mosca, ja! Pero no hizo falta.

Como les decía, ya en camino al aeropuerto comencé a repetir interiormente como si fuera una especie de mantra: “El Avión es mi amigo. La turbulencia no es peligrosa, es molesta” Y así todo el tiempo, hasta les podría decir que cuando llegué a embarcar, toqué el avión como saludando a un verdadero amigo (estoy re chapa!). Otra cosa que debo confesar que hice a pesar de la vergüenza que sentía fue “colgarme el cartel” que nos entregaron escrito en cinco idiomas diferentes para que toooda la tripulación lo viera (llevaba conmigo cuatro fotocopias, una para cada tramo). Eso fue de ayuda porque me sentí contenida por ellos. Venían cada tres o cuatro horas para saber cómo me sentía. Y les cuento que en el regreso, no los usé para nada, me quise probar a mí misma.

Los vuelos fueron buenos, el avión se movió poco en ambos tramos, y se encendía la señal de ajustarse los cinturones. En esos momentos practicaba la respiración a full, me tensionaba algo, pero pasaba al rato. Me acordaba del día del simulador, que no es simulador, pero no me acuerdo cómo se llama, que hablábamos de que siendo pasajero uno se puede dar cuenta de cómo maneja el avión la persona que lo hace, porque hubo un aterrizaje que fue impecable. Todo el pasaje aplaudió, y yo aprovechaba, y de paso hacía catarsis aplaudiendo a morir, de la alegría que me embargaba.

En realidad debo confesarles que a partir del curso que hicimos siento que mis percepciones sobre el avión han cambiado. En todo momento me sentí en un mayor dominio y control de la situación, cosa que anteriormente no sucedía, era exactamente al revés, la situación me dominaba por completo a mi. Les recomiendo a todos, si pueden, que traten de no dejar pasar mucho tiempo sin hacer la experiencia de volar. Porque está bueno aprovechar el fueguito que se nos encendió a raíz del curso. Yo quisiera volver a volar pronto, para no perder el contacto con la experiencia, pero no creo que por el momento suceda, en mi caso por razones económicas. Ojalá se pueda dar …

Espero que a esta altura no se hayan quedado dormidos, o haberlos aburrido con un mail taaan largo, perdón por el tiempo que les robé, pero de verdad, para mi fue muy importante este pasito que pude dar, porque como bien dijeron los chicos yo también creo que no se trata sólo del avión, hay otras cosas de la historia de cada uno, que a partir de este curso, si uno las puede seguir trabajando, pienso que se pueden destrabar, eso espero que nos suceda a todos.

Estoy muy, muy, pero muy agradecida de todo corazón a toda la gente de Alas y Raíces, con la que tuve la posibilidad de conocer, y con la que no también. Son un equipo maravilloso. Gracias por todo el laburo que hacen, y por ayudar a tanta gente, en la menuda tarea de perder el miedo a volar.

Analía
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