Quería contarles la experiencia que tuve con el avión. El 16 de Agosto de 2007, después de trabajar muchísimo para superar el medio a volar, logré viajar a España.
Tengo 26 años y he viajado bastante durante toda mi vida, pero siempre sufriendo y rezando mucho, hasta que llegó el 06/08/05. Ese día, estando con mis padres y mi hermano en la manga, próximos a embarcar, no me quise subir. Ellos viajaron y yo me quedé.
A partir de ese momento, decidí intentar buscarle la solución a este miedo. Por eso, me contacté con Alas & Raíces y tomé el curso. Mi idea, luego de haberlo terminado, era ir progresivamente tomando vuelos cada vez más largos. Pero, luego de haber ido varias veces a Punta de Este y una vez a Usuahia, me surgió la posibilidad de viajar a Madrid. Eran 12 horas de vuelo!
Hasta que llegó el día que me subí al avión (16/09/07), pasé por todos los estados de ánimo: entusiasmo, miedo, coraje, impotencia, angustia. Había días que me planteaba porque yo tenía que afrontar esta prueba tan difícil de superar, si yo estaba bien con vida de todos los días y había otros en que me molestaba muchísimo no poder disfrutar de un viaje, como lo hace la mayoría de la gente.
Mis miedos fundamentalmente están asociados a la pérdida del control y a la falta de información. Y justamente en el avión es donde uno no tiene el control y cuenta con poca información. Sin embargo, el curso me aportó un montón de información que me ayudó muchísimo a bajar mis niveles de ansiedad. Dado que, ante cualquier situación desconocida (ruido, movimiento, etc.), pude empezar a entender qué estaba sucediendo y que no era nada peligroso, sino propio del avión.
Tanto de ida como de vuelta subí llorando y con la nota de Alas & Raíces en la mano. Al recibirme la azafata, le pedí que favor se acercara el comandante y le di la nota.
En el vuelo de ida se acercó el comandante, me tranquilizó y me dijo lo que todos sabemos, pero que necesitamos que nos lo digan una y otra vez: que el avión es el medio de transporte más seguro, que el piloto está totalmente capacitado, que se puede mover un poco pero que el avión no se ve afectado y me preguntó en qué asiento estaba. Me sentí contenida y más segura. El avión despegó perfectamente y hasta la primera hora no se movió nada. Cuando se empezó a mover y yo a inquietarme un poco, se acercó en comandante a decirme que esa turbulencia duraría unos 10 minutos y que no me debía preocupar. Realmente me sorprendió muchísimo el trato que tuvo la tripulación conmigo. A lo largo del viaje, las 4 azafatas que estaban a cargo de mi sector estaban al tanto de mi situación, de modo que pasaban y me preguntaban si estaba bien.
En el vuelo de vuelta, la azafata me llevó hasta la cabina. Allí estaban los 3 pilotos y también me tranquilizaron. Durante las primeras 6 horas, no se movió nada. Pero, al cruzar el Ecuador comenzó a moverse bastante fuerte. Me empecé a asustar y a los pocos minutos vino la azafata que me había recibido al subir para decirme que los pilotos querían hablar conmigo. Fui hasta la cabina y estuve allí durante 45 aprox. Me explicaron porque se movía y como funcionaba el aparato. No solo me permitió distenderme un poco, sino que también vi, desde el cielo, la costa de Brasil. Realmente fue hermoso!
Finalmente, fue muchísimo mejor que lo que yo me imaginaba. Ahora tendré que seguir trabajando en este miedo, dado que si uno no ejercita retrocede. Espero que les sirva mi experiencia.