Tal vez se acuerden que hasta hace unos 50 o 70 años, solamente vacacionaban las personas con una muy buena posición económica que tenían un departamentito en la costa o en Córdoba, o que podían afrontar un gasto de hotel. Eran comunes las vacaciones largas, desde diciembre hasta marzo, y muchas veces los niños quedaban con sus madres o abuelos.
Así, las vacaciones eran una cuestión de lujo, o bien pensadas para recuperar la salud en casos puntuales, como el surmenage o problemas bronquiales.
Lentamente, con la evolución del turismo propiciado por las obras sociales sindicales, las vacaciones fueron más accesibles, y más gente comenzó a vacacionar. A cambio, las vacaciones se hicieron cada vez más cortas.
A partir de los años 80 y 90 cambió la manera de pensar en las vacaciones. Fueron ligándose más a la recreación, así como a la salud en términos de bienestar. En la actualidad, está demostrado desde las neurociencias que las vacaciones son necesarias física y mentalmente. Aun cuando el viaje haya sido cansador. Cambiar el escenario, desconectarse de la rutina, tener tiempo para caminar, correr o leer: las vacaciones flexibilizan la mente, incrementan la creatividad, renuevan las energías y permiten cultivar lazos familiares o de amistad.
El otro cambio principal fue la cantidad de días disponibles para vacacionar. Hoy, casi nadie puede tomar tres meses de vacaciones: lo más común es una semana, diez días o, en el mejor de los casos, una quincena. Sin embargo, la masificación del avión (junto a las ventajas de Internet y la globalización) trajo la posibilidad de llegar más lejos en poco tiempo. En vacaciones cortas, cada día es fundamental, y por eso el avión es hoy un componente clave. Además de ser el medio de transporte más seguro.
¡Qué importante, entonces, poder planear un viaje y que el avión no sea un obstáculo para ningún miembro de la familia! No hay destino mejor o peor para viajar el avión, sólo hay viajes más cortos o más largos. Y todos pueden ser disfrutables, si aprendemos cómo funcionan los aviones, y cómo funcionamos nosotros mismos en situaciones de tensión. En Alas&Raíces ofrecemos la posibilidad de aprender a viajar tranquilos, entregarse a la seguridad de un viaje aerocomercial, y así aprovechar al máximo cada segundo de las vacaciones, esa ocasión breve pero tan importante para nuestras vidas.